El viernes 5 de agosto hemos vuelto a los autocares para recorrer un puñado de kilómetros hasta un pueblecito cercano, Tihaljina. En este pueblo hay una parroquia a la que fue enviado el Padre Jozo Zovko durante algunos años después de las primeras apariciones en Međugorje.
En el interior del templo se encuentra una de las imágenes más conocidas y veneradas de la Virgen María. Ha servido de imagen para Radio María y es venerada como "la Reina de la Paz".
Es habitual fotografiarse sujetando las manos extendidas de la Virgen. Esta vez la imagen estaba recién restaurada y lucía muy limpia. Recuerdo que en mi anterior visita las manos estaban ennegrecidas por el roce de los peregrinos.
La historia de la imagen es muy particular y quizás el motivo de que sea tan venerada. Esta imagen es un regalo de peregrinos italianos al Padre Jozo cuando estaba al frente de la parroquia. La imagen tardó varios años en llegar a su destino porque los gobernantes comunistas impedían su viaje por Bosnia y la tuvieron, incluso, requisada. Finalmente consiguió llegar intacta al lugar donde ahora se venera ante la alegría de los parroquianos.
En la puerta de la parroquia hay un cuadro con las fotografías de todos los mártires franciscanos de la represión comunista, sesenta y seis en total.
Aquí hemos celebrado la Eucaristía a primera hora y luego hemos disfrutado en los jardines del exterior con el testimonio del matrimonio que ya os comenté en un post anterior.
Luego hemos vuelto a nuestros autobuses para ir a un lugar cercano, las cataratas Kravica. Ha sido un momento de relajación para todos, especialmente los jóvenes y los niños. Nos hemos dado un baño refrescante contemplando las maravillas que el Señor ha hecho en su estupenda Creación.
El lugar está plagado de cascadas que confluyen en un lago circular. Hay alguna cueva detrás de las cascadas a las que, con cuidado, se puede acceder a pie. Es un sitio sorprendente porque nada hace imaginar que algo tan espectacular se pueda esconder allí. Hasta que no te acercas al mirador situado junto al parking no puedes contemplar nada del maravilloso sitio.
Los más atrevidos han escalado las resbaladizas rocas hasta la cima de las cascadas. Otros han practicado saltos hacia una de las pozas naturales que había en el lugar. Ha sido otra forma de compartir la alegría que Dios nos ha regalado en esta peregrinación. Algunos han venido sin bañador y otros les han prestado el suyo un rato para que también pudieran darse un chapuzón.
También ha sido una jornada preciosa, y esto ¡sólo por la mañana! la tarde ha quedado para la clausura del Festival, pero eso os lo contaré otro día.
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