El Kriçevac o Monte de la Cruz es uno de los lugares importantes de Međugorje. Este monte es el más alto del entorno de la parroquia de Santiago apóstol y, como dice su nombre, está coronado por una enorme cruz blanca de hormigón visible desde varios kilómetros de distancia.
La cruz tiene una inscripción ("33-1933") ya que fue colocada allí por los habitantes de Međugorje en 1933 para conmemorar el 1900 aniversario de la muerte de Jesucristo. Fueron los propios aldeanos quienes subieron en burros o con sus propias manos todo el material necesario para construirla.
La subida a este monte está marcada por unas placas de bronce que representan las catorce estaciones del "Vía crucis" y una última placa que representa la "15ª estación" que es la Resurrección.
La subida a este monte no es apta para todos los públicos, es para valientes, aunque no es extraño ver a niños o ancianos llegar exhaustos hasta la enorme cruz de la cima que, según dicen, esconde en su interior un trozo de la verdadera cruz de Cristo.
En este monte los videntes han vivido multitud de apariciones de la Virgen, sobre todo al principio, cuando el ejército prohibió el acceso al Podbdro. Los testigos de la época comentan divertidos como desde aquí veían las linternas de los soldados vigilando el otro monte.
Aquí no hay una imagen de la Virgen que indique un lugar concreto donde ella se ha aparecido porque para poder hacerlo habría que arrasar el monte y llenarlo de estatuillas.
En la peregrinación de este año hemos madrugado bastante para evitar los calores del día. A las seis de la mañana ya estábamos todo el grupo en la base del monte para comenzar la ascensión. Nos acompañaban los sacerdotes de nuestro grupo que hicieron las correspondientes reflexiones en cada una de las estaciones.
Antes de comenzar el "Vía Crucis" se recomienda que cada peregrino coja una piedra y que la lleve durante el todo el recorrido y luego la deposite en la cima. Es un signo. Cada uno coloca en esa piedra lo que él quiera. Esta subida hasta la cima del Kriçevac hace presente la subida de Cristo hacia el Calvario cargado con una cruz de madera sobre la que fue clavado. En aquella cruz quedaron clavados todos nuestros pecados y Él la hizo gloriosa y signo de nuestra salvación. Esta piedra que portamos ahora camino de la cima es nuestra "contribución" al sacrificio de Cristo.
Solamente he hecho la subida al Kriçevac dos veces y ambas han sido estupendas. Os hablaré de esta en concreto. Esta vez ha sido en la 8ª estación: "Las mujeres de Jerusalén lloran por Jesús". De pronto he visto mi rostro envuelto en lágrimas. Me he retirado hacia un lateral y, apoyado en la rama de uno de los árboles que pueblan el monte, he llorado sin saber bien porqué. Sólo puedo deciros que era inmensamente feliz. Me he sentido inundado por un amor inmenso. Me he acordado de tantas cosas que es imposible relatar en este reducido espacio. De tantas veces como el Señor ha acontecido en mi historia salvando, rescatando, cargando con el peso de mis pecados sobre sus hombros y triunfando sobre la muerte para hacerme "resucitar" con Él.
Luego en la 10ª estación: "Jesús es despojado de sus vestiduras". He vuelto a sentir lo mismo. Algo que no sé explicar y que se parece bastante a lo que tantas veces he escuchado a María Vallejo Nágera en su testimonio. También es cierto que sólo ha sido un instante -o un par de instantes-, pero ha sido realmente hermoso y me he sentido amado en todo mi ser como nunca.
He aprovechado para comer una manzana y tomar un zumo que pudieran subir mi nivel de glucosa que ya andaba por los suelos.
Un poco más arriba entre la 13ª y 14ª estación, creo recordar, hay una placa que conmemora el fallecimiento del padre Slavko Barbaric que falleció de un infarto en este mismo lugar en el año 2000 mientras acompañaba a un grupo de peregrinos. Allí también he orado por él. He leído alguno de sus libros y me han ayudado bastante.
En la 15ª estación hemos cantado el ¡¡¡RESUCITÓ!!! con mucha fuerza y tragando las lágrimas que de nuevo asomaban a mis mejillas.
A pocos metros está la cruz sobre la que he depositado "mi piedra" y en la que he orado un largo rato. Después he buscado a Inmaculada y los dos nos hemos fundido en un largo y emocionado abrazo.
Luego ha estallado la alegría: cantos, bailes, etc.
Solamente he hecho la subida al Kriçevac dos veces y ambas han sido estupendas. Os hablaré de esta en concreto. Esta vez ha sido en la 8ª estación: "Las mujeres de Jerusalén lloran por Jesús". De pronto he visto mi rostro envuelto en lágrimas. Me he retirado hacia un lateral y, apoyado en la rama de uno de los árboles que pueblan el monte, he llorado sin saber bien porqué. Sólo puedo deciros que era inmensamente feliz. Me he sentido inundado por un amor inmenso. Me he acordado de tantas cosas que es imposible relatar en este reducido espacio. De tantas veces como el Señor ha acontecido en mi historia salvando, rescatando, cargando con el peso de mis pecados sobre sus hombros y triunfando sobre la muerte para hacerme "resucitar" con Él.
Luego en la 10ª estación: "Jesús es despojado de sus vestiduras". He vuelto a sentir lo mismo. Algo que no sé explicar y que se parece bastante a lo que tantas veces he escuchado a María Vallejo Nágera en su testimonio. También es cierto que sólo ha sido un instante -o un par de instantes-, pero ha sido realmente hermoso y me he sentido amado en todo mi ser como nunca.
He aprovechado para comer una manzana y tomar un zumo que pudieran subir mi nivel de glucosa que ya andaba por los suelos.
Un poco más arriba entre la 13ª y 14ª estación, creo recordar, hay una placa que conmemora el fallecimiento del padre Slavko Barbaric que falleció de un infarto en este mismo lugar en el año 2000 mientras acompañaba a un grupo de peregrinos. Allí también he orado por él. He leído alguno de sus libros y me han ayudado bastante.
En la 15ª estación hemos cantado el ¡¡¡RESUCITÓ!!! con mucha fuerza y tragando las lágrimas que de nuevo asomaban a mis mejillas.
A pocos metros está la cruz sobre la que he depositado "mi piedra" y en la que he orado un largo rato. Después he buscado a Inmaculada y los dos nos hemos fundido en un largo y emocionado abrazo.
Luego ha estallado la alegría: cantos, bailes, etc.
En nuestro grupo también había niños y personas con severas dificultades para el ascenso; pero, con la ayuda de los peregrinos y, sobre todo, con la asistencia de la Virgen y la fuerza del Espíritu Santo, todo el grupo consiguió coronar.
Nota: Algunas de las notas iniciales sobre la información del Kriçevac están tomadas del libro de Jesús García "Medjugorje" de la editorial Libros Libres. Os lo recomiendo si aún no lo habéis leído.
Las experiencias que narras sobre el Kriçevac, son después de las de María Vallejo Nájera, lo más cercano a lo que yo misma viví allí. No conocía ni había leído nada sobre el particular hasta que llegué a Madrid. Hasta ahora me sigue asombrando como esta constante resulta ser un lenguaje universal.... nadie puede decirnos que el amor no es real. Un beso y saludos a Inma y a las chicas.
ResponderEliminarAntonio, me has emocionado, me gusta mucho leer sobre este lugar que deseo ir con toda mi alma, Ella lo sabe. Bienaventurado por sentir ese Amor en ti, es algo inexplicable y me da la certeza de que ES VERDAD todo lo que alli se siente. Gracias y sigue contandonos cosas de alli. un abrazo.
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