lunes, 5 de septiembre de 2011

MEĐUJOVEN’ 2011 (Noche en el Podbdro)

El otro de los montes importantes en Međugorje es el Podbdro, también llamado Monte de las Apariciones. En este lugar tuvieron lugar las primeras apariciones a los videntes, de ahí su nombre. Está al lado del pequeño pueblo de Bijakovici.
Este monte tiene menor altitud que el Kriçevac y en él también se han colocado placas de bronce que representan los misterios del rosario. A mitad del monte hay una zona más plana en la que se ha colocado una escultura de la virgen en un pequeño recinto vallado con forma de estrella. En esa zona también hay una imagen de cristo crucificado.
En la parte más baja del monte y cercano a las casas del pueblo hay un lugar en el que unas cruces de hierro de color azul recuerdan el lugar en el que sucedieron muchas de las apariciones cuando el acceso al monte fue prohibido por las autoridades comunistas.
Durante todo el día son muchísimos los peregrinos que suben este monte rezando el rosario. También es un lugar de oración muy importante. Impresiona el silencio, sobre todo en la zona alrededor de la Virgen.
Además de subir rezando el rosario durante el día, también se suele subir en medio de la noche a rezar a este lugar. Desde allí se puede ver la parroquia.
Este año hemos subido de noche porque Ivan Dragicevic había anunciado que acudiría allí a las once de la noche y que tendría lugar en ese momento la aparición de la Virgen y que le daría el correspondiente mensaje.
Hemos rezado el rosario mientras esperábamos el momento de la aparición. Luego todos hemos guardado silencio mientras esta ocurría. Finalmente nos han transmitido el mensaje de la Virgen que había venido "acompañada de ángeles" y nos había bendecido a todos los presentes.
Nos hemos quedado durante un largo rato en el lugar, en oración y luego hemos descendido con mucho cuidado alumbrados por nuestras linternas.
En el camino de descenso ha sucedido algo que ocurre con cierta frecuencia en Međugorje. Hemos escuchado cómo pedían a voces la presencia de un sacerdote con urgencia. Con nosotros estaba un presbítero que ha acudido rápidamente, saltando piedras de tres en tres, y cerca había otro cura de nuestro grupo que también ha llegado enseguida al lugar. Pronto se han juntado unos seis sacerdotes que, unidos, han empezado a rezar el credo y a imponer sus manos sobre una religiosa. Yo he permanecido a cierta distancia hasta que me he asegurado de que mi hija pequeña se alejara de la escena en compañía de mi esposa a un lugar "seguro". Todos los que bajábamos juntos hemos empezado a rezar el rosario.
Esta joven religiosa estaba sudorosa como los púgiles que deambulan por el cuadrilátero en el décimo asalto medio "groguis". Aquella hermana estaba librando un combate con "alguien" que le quería arrebatar su "gran tesoro": LA FE.
He podido percibir cómo se volvía a calmar su respiración cada vez que el grupo de sacerdotes imponía las manos sobre ella. Sin embargo su respiración y su cuerpo se aceleraba al rezar el "Credo" que ella intentaba seguir pero no podía. Era como si algo, o "alguien" le paralizase los labios ante esta oración. Su rostro también cambiaba, sólo la imposición de manos la consolaba.
Frente a ella, arrodillada, había otra religiosa de más edad que cogía la mano de esta Hermana entre las suyas mientras limpiaba el sudor de su rostro y repetía en italiano: "Repite conmigo: en vos confío. Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío".
No quiero entrar en más detalles sobre lo que el maligno estaba haciendo con la primera de las Hermanas, sino insistir en esta segunda que me ha mostrado el verdadero rostro de Cristo, el AMOR. Era todo ternura para esta hermana, a la vez que firmeza en su determinación porque aquello acabara cuanto antes. No la he visto ni un solo momento de duda, no ha parado de repetir su oración al Sagrado Corazón de Jesús, a la Divina Misericordia.
Todos los detalles que os describo son solamente para que podamos ver la importancia de la ORACIÓN, de la comunión entre los cristianos. Yo no sé bien en que idioma estábamos rezando, sólo sé que rezábamos todos lo mismo siguiendo las indicaciones de un sacerdote. Cuando ellos imponían sus manos, nosotros les acompañábamos y seguíamos rezando.
Mientras, esta mujer arrodillada no dejaba de repetir su oración a la Divina Misericordia mientras seguía dando todo el amor que podía a su Hermana.
Confieso que he sentido miedo al principio, por eso he alejado a mi mujer y a mi hija y me he acercado al refugio de mis dos amigos sacerdotes -por si acaso-. Luego he encontrado la paz en la COMUNIÓN de tantos sacerdotes y hermanos que orábamos unidos. Pero, fundamentalmente, he visto a la Madre Iglesia en el rostro de esta Hermana -o quizás Madre- que cuidaba de su Hermana -o su Hija- como sólo saben hacer las madres. He visto cómo estaba dándole lo mejor que tenía que era su FE, acompañándolo con su oración.
Uno de los sacerdotes le ha dado la absolución de todos sus pecados. Pronto ha terminado todo. La hermana ha vuelto a la normalidad, poco a poco, acompañada por esta otra hermana que no ha dejado de limpiar su sudor y orar.
El momento de la aparición arriba en el Podbdro ha sido importante aunque yo no he visto nada especial ni he sentido nada extraordinario. Pero os puedo asegurar que esta noche he visto a Dios y a su Madre en el amor que salía de esta mujer, en la solicitud de estos sacerdotes hacia una Hermana necesitada, en la comunión de tantos como hemos orado unidos por ella.
Luego en el camino de vuelta hacia nuestras pensiones hemos pedido al sacerdote que nos acompañaba que nos diera su bendición. Entonces nos hemos podido ir a dormir más tranquilos.

2 comentarios:

  1. Impresionante lo que cuentas, lo creo firmemente. un abrazo y QDTB

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  2. Antonio, yo no sé si puedo creer en esto o no, creo que sí, pero no sé; desde niña en casa me enseñaron que esto era verdad, con la adolescencia fui viendo que no lo necesitaba para mi fe, escogí seguir al Señor de otra manera, escucharle de "otra manera". Hace un tiempo que parece que algo me dice que sí, pero sigo sin arrancar. Te escribo esto solo porque no había tenido tiempo de leer esta entrada antes, y al leerla, un escalofrío con mucha paz me ha inundado. Acabo de buscar el google y he encontrado una página, he mirado y mirado... y mirado... y es impresionante, tan impresionante como lo que has contado de esta joven religiosa. Me voy de tu blog con algo "diferente", algo que no sé explicar, pero que me llena de paz, la que no tengo desde hace... mucho.

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