lunes, 11 de julio de 2011

Homilía de bodas

No conocía personalmente a D. Jesús Higueras. He visitado varias veces su parroquia de Santa María de Caná en Pozuelo de Alarcón, pero nunca he coincidido con él. También he leído alguno de sus libros y he visto alguno de sus programas en televisión. Me consta que, incluso, tenemos algún amigo común.
Admiro sus comentarios y también algunos de sus textos. Tanta admiración tenía que dar en que coincidiéramos más pronto que tarde.
El encuentro tuvo lugar ayer, inesperadamente por mi parte, en el convento de las Hermanas Iesu Communio, como no podía ser de otra manera.
Fue en la celebración de iniciación a la Vida Consagrada de una hermana feligresa de su parroquia de Caná.
Presidió la celebración D. Jesús y me sedujo con su homilía.
Previamente en el locutorio les confesó públicamente que "no tengo ninguna envidia de vosotras, porque yo también estoy enamorado de Él".
No llevaba nada escrito, solamente un reloj en la mano para marcarle el tiempo que consumía y evitar que le sacáramos "los tres pañuelos blancos" para "devolverle al corral". No necesita papeles para hablar de lo que Dios ha grabado en su corazón, ni para explicar lo que siente al contemplar a personas enamoradas, "enfermas de amor".
Nos ha regalado una preciosa "homilía de bodas" que intentaré resumir en estas líneas o, al menos, exponer lo que yo entendí de ella mezclado con mis propias impresiones (es inevitable).
Ha centrado todo su discurso en la vocación al AMOR, sí, al AMOR con mayúsculas. "Todos estamos llamados a la esponsalidad y a la fecundidad". Unos esta esponsalidad la culminan en el sacramento del matrimonio y la fecundidad en la paternidad de sus hijos. A otros esta esponsalidad les lleva a consagrar su vida al Amado para ser "padres" ó "madres" de tantos... Lo que no es ninguna vocación es "la soltería" (como me acuerdo de José Antonio Carmona, mi querido catequista). No se puede vivir sin unir tu vida con la de alguien ó "Alguien" con el que hacerte "una sola carne".
Para explicar esta vocación al AMOR ha recorrido tres palabras claves:
  • RESPETO: "Es el cimiento sobre el que se tiene que asentar toda relación de amor". No ha hablado del respeto mutuo, sino del respeto al otro. Para llegar a este respeto hay que ser consciente de quién es ese otro. Ese otro es Dios, el mismo Dios que te conoce desde antes de tu nacimiento y que, desde entonces, te ha estado cuidando. Él sí que te respeta, tanto que te regala la libertad, porque te ama. ¿Por qué no le respetamos nosotros a él?... ¡Cuántas veces pretendemos que haga nuestra voluntad, incluso en nuestras oraciones! ¡Cuántas veces queremos amoldarle a nuestro gusto!
Si trasladamos esto a nuestra relación con el prójimo, no hay que cambiar ni una sola letra. ¡¡¿¿cómo?!! Sí, ni una sola letra. ¿Por qué? Pues porque "el otro es Cristo". En el matrimonio esto debe ser el cimiento de la relación esponsal. "Dos que se hacen una sola carne, en Cristo". Ya escribí otro "post" hablando de lo difícil que es ver a Cristo en el otro, pero sí es cierto que cuando Él te lo concede todo es distinto.
  • COMUNICACIÓN: "El amor crece en la comunicación". El Padre Higueras ha preguntado a los presentes: ¿Cuál es el primer mandamiento? La gran mayoría ha respondido: "Amarás a Dios sobre todas las cosas". ¡¡¡NO!!! ha dicho D. Jesús y alguna hermana postulante ha dado con la respuesta correcta: "Shemá Israel, Adonai Elohenu, Adonai Ehad" Es decir: ESCUCHA ISRAEL, el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno.
La clave para el crecimiento en el Amor es la escucha. Escuchar. En nuestro mundo es complicado porque lo que queremos es que se nos escuche a nosotros. ¿Qué es lo que tenemos que escuchar? Como dice  el salmo invitatorio: "Si hoy escucháis su voz, no endurezcáis el corazón". Y ¿Cuál es su voz? La del Cantar de los Cantares: "La voz de mi amado, helo aquí que viene saltando por los montes... Empieza a hablar mi amado y me dice: ¡Levántate, amada mía. Levántate, hermosa mía y vente!" Más adelante dice el mismo Cantar de los Cantares: "si alguien escucha mi voz y me abre, entraré y cenaremos juntos".
Y esa voz no está lejos de nosotros, está en el otro, está también en el Sagrario, está en la Palabra de Dios, está en tantos acontecimientos que nos hablan cada día. Sólo hay que ESCUCHAR.
  • PERDÓN: "Es la culminación de toda relación de AMOR". Porque el amor con el que Dios nos ha creado no se llama solidaridad, ni siquiera comprensión, son "entrañas de misericordia". Esta misericordia se muestra muy bien en la parábola del hijo pródigo que todos conocemos. Una misericordia que todo lo hace nuevo.
Ni siquiera se trata de que Dios olvide lo que perdona. No es eso. Él ha cargado con nuestras culpas una vez por todas para que no tengamos que padecer más. No toma cuentas de nuestros delitos sino que nos recrea haciéndonos nuevos hijos de Dios por su misericordia.

Y ¿Cuál es la escuela de este Amor? La cruz. La verdadera escuela de esta relación de amor es la cruz. Mirar a Cristo en su pasión. En la Eucaristía en que acontece este milagro de amor. Que todo un Dios se hace hombre y entrega hasta la última gota de su sangre por amor. Y cuando ya ha entregado todo su ser, nos entrega a su Madre. Pero tampoco se conforma con esto sino que abre su costado para que de él nazca la Iglesia.
Dice la Madre Teresa de Calcuta: "Amar y amar hasta que te duela". Como Cristo en la cruz. Con su cabeza coronada de espinas, con las manos y los pies sujetos por los clavos y el costado traspasado por una lanza. Esta es la "señal del cristiano" sin quitarle ningún elemento. La cabeza, sede de la razón, coronada de espinas porque "¿De qué te sirve tener razón si no amas a tu hermano?". Las manos y los pies, manifestación de "nuestras fuerzas", clavados a la cruz para no poder resistirnos al hermano. El costado, junto al corazón donde guardamos nuestros afectos y nuestros intereses, atravesado por la lanza para que nada antepongamos al amor al prójimo.
En la Iglesia, guiados por María es donde tenemos que alimentar este Amor.
No sé si han sido 25 ó 30 minutos de "faena" pero a nadie se le ha ocurrido sacar el "pañuelo blanco" para darle el pertinente aviso.

Gracias, D. Jesús Higueras, ha sido un placer compartir esta tarde con usted. Espero que nos encontremos más veces.

4 comentarios:

  1. Muchas gracias por compartir semejante preciosidad, y no solo preciosidad, sino la VIDA. Me ha encantado lo de la soltería, yo también me acuerdo de un catequista que no lo dijo, lo gritó a las y los que se escandalizaban.
    Gracias!!!
    Este sacerdote es muy querido para mi má, así el post es doblemente agradecido. Él te lo pague.

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  2. BUENOS DIAS MI AMIGO, PASE A VISITAR TU BLOG Y FUE UN HONOR DESDE JAEN UN ABRAZO

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  3. Tuve la ocasión de verle en una homilia en Pozuelo fue pecisamente en un funeral, y me gustó muchisimo oirle.
    Mis catequistas tambien le dijeron aun hermano soltero, que se casara! o se metiera a sacerdote! y llevaban razón, teneos que estar enamorados de alguien...mas tarde se casó.
    Me ha encantado esta entrada, cnozco tb a estas hermanas de Lerma. Una bendicion. un abrazo

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  4. preciosas palabras que me sirven para un buen sermon de bodas

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