Entre mis discos de vinilo se encontraba este de la izquierda como uno de los más escuchados.
No quiero hablaros de música hoy, sino aprovechar el título del "LP" para titular este "post" de hoy.
La foto de la portada también ilustra el tema del que quiero hablar.
Si existiera un contador de palabras pronunciadas, es muy probable que la palabra crisis durante los últimos años habría acabado con los mecanismos de dicho contador por sobrefatiga.
No hay día en el que no escuchemos y pronunciemos esta palabra. Lo cierto es que la hemos aplicado a todos los ámbitos de la vida: crisis económica, crisis laboral, crisis inmobiliaria, crisis bancaria, crisis institucional, crisis judicial, crisis política, crisis deportiva, crisis alimentaria, crisis diplomática, y así podríamos seguir hasta completar varias páginas.
En el ámbito que suelo tratar en este blog también se ha hablado de crisis de fe, crisis sacramental, crisis religiosa, "estar en crisis", crisis vocacional, crisis juvenil, crisis matrimonial, crisis conyugal, crisis de valores, etc.
Volviendo a la imagen del disco de Supertramp, mirad al personaje... Yo no me veo muy lejano de él: crisis, crisis y más crisis; pero yo vivo "en color" mi vida, protegido por mi sombrilla, con mi refresco y mis gafas de sol, cómodamente sentado tras leer las noticias de la "crisis".
Os preguntaréis ¿y qué podemos hacer? No voy a aprovechar para hablar del 15-M, no, no va de eso este post. Ninguna de las crisis anteriores es la raíz de todo este mal. Estoy completamente de acuerdo con la homilía que ayer escuché a un sacerdote, el problema es que estamos viviendo una "CRISIS DE SANTIDAD". Sí, estamos necesitados de santos, es decir, de cristianos que nos creamos llamados a la santidad, seducidos por el Señor y dispuestos a saltar de esa hamaca para dejarnos inundar del Amor de Dios para llevarlo al mundo.
Este mundo necesita santos, hombres y mujeres de este tiempo que deseen decirle a Dios que SÍ. Cada uno en su ámbito, en su trabajo, en su barrio, en su parroquia, con su familia, con sus amigos.
A cierto monje muy anciano le preguntó un novicio: "Hermano, después de tantos años en el Convento ¿Qué le pides a Dios cada día en tus oraciones?" y el anciano fraile respondió: "Sólo dos cosas: mi conversión y perseverar". Esta podría ser una buena receta de ayuda para alcanzar esa santidad.
Se acerca la JMJ 2011 y es una buena oportunidad, con la ayuda incomparable del Santo Padre, para empezar a "salir de la crisis". Sólo hay que decirle "SÍ" a Dios y Él hará el resto.
Estoy convencido de que el Santo Padre traerá esas palabras y fuerza que nuestras almas necesitan para continuar con ilusión el camino hacia la santidad. También yo tuve ese vinilo, pero lo regalé.
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