jueves, 28 de abril de 2011

Vivir de "modo pascual"

BENEDICTO XVI
Miércoles 27 de abril de 2011

La Octava de Pascua
Queridos hermanos y hermanas:
Colmados con la frescura y la alegría de las celebraciones litúrgicas de este tiempo, deseo referirme brevemente a la Pascua. Cristo resucitado de entre los muertos es el fundamento de nuestra fe, que se irradia en toda la liturgia de la Iglesia, dando contenido y significado a la existencia.

La resurrección de Jesús es la plenitud de la vida no sometida ya a la caducidad del tiempo, sino inmersa en la eternidad de Dios. Inicia una nueva condición del ser hombres, que ilumina y transforma el camino de cada día y abre un futuro diverso y nuevo para toda la  humanidad. La Pascua trae una vida de libertad animada por el amor, fuerza que derriba toda barrera y construye una nueva armonía en el propio corazón, en la relación con los demás y con las cosas. Queridos amigos, Cristo verdaderamente ha resucitado. La vida y la alegría que nos ha dado con su Pascua debemos darla a quienes están cerca. Tenemos como tarea y misión hacer resurgir la esperanza donde hay desesperanza, la alegría donde hay tristeza, la vida donde hay muerte. Hemos de vivir de “modo pascual” y hacer resonar el alegre anuncio que Cristo no es una idea o un recuerdo del pasado, sino una Persona que vive con nosotros, por nosotros y en nosotros, y con Él, por Él y en Él podemos hacer nuevas todas las cosas. 

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