Escondido en un hermoso paraje del Parque Natural del Alto Tajo se encuentra el Monasterio de Buenafuente del Sistal. El monasterio data del siglo XIII, en el enlace podéis leer su historia.
Ayer pasamos todo el día allí junto con varios amigos. Preguntaréis que qué se nos había perdido allí. La verdad es que encontramos algo que ni siquiera íbamos buscando: EL SILENCIO.
Nada más llegar al lugar sorprende ver esta palabra escrita por todas partes. Tienes la sensación de que cualquier ruido que hagas va a romper ese algo que se percibe allí.
Nada más llegar al lugar sorprende ver esta palabra escrita por todas partes. Tienes la sensación de que cualquier ruido que hagas va a romper ese algo que se percibe allí.
Acudimos a la misa que se celebraba en una de las iglesias del monasterio a las 12,00 h. Había mucha gente, venida de los pueblos vecinos y también asistentes a una tanda de Ejercicios Espirituales que se estaba impartiendo durante este fin de semana. El caso es que la iglesia estaba llena.
A la salida acudimos al locutorio en el que habíamos quedado con la comunidad cisterciense que habita esta casa. Son 9 hermanas, entre las que se encuentra Sor Teresita a la que ya conocéis por otros post y por su protagonismo mediático durante este verano.
A sus casi 104 años goza de una salud de hierro. Sólo le falla el oído, pero creo que lo que tiene que escuchar en este lugar no necesita de oído sino de amor, Amor de Dios y amor a Dios; y os aseguro que de esto le sobra. Se muestra jovial, dicharachera incluso, en la charla que hemos mantenido con ella por la mañana y por la tarde; incluso rápida de reflejos para bromear sobre algunos temas. Hemos hablado de muchas cosas pero, sobre todo, de su encuentro con el Santo Padre Benedicto XVI. Sus ojos y su voz muestran felicidad cuando relata el momento en que besaba el anillo mientras el papa la acariciaba.
La vida de ambos tiene muchos momentos coincidentes, como habréis leído ya: el día que ella entraba en este monasterio, nacía él en Alemania; el día que ella era elegida madre abadesa, él era ordenado sacerdote. Tanta coincidencia tenía que acabar juntándoles algún día y esto sucedió hace una semana en Madrid.
Hemos rezado y adorado con ellas por la tarde y luego hemos emprendido el camino de regreso a nuestras casas. Durante todo el día en los móviles aparecía la frase "no hay servicio" y ninguno lo hemos echado de menos. Incluso una vecina nos ha llamado la atención porque hablábamos demasiado fuerte y aquel lugar es un lugar de silencio. Hemos cogido agua de la "Buenafuente" que era lo único que tenía permitido romper el silencio del lugar.
He tenido el privilegio de conocer a esta mujer y a sus hermanas y doy gracias a Dios por ello y por ellas. Que Dios las bendiga.
¡Que bonito testimonio! El Señor la bendiga.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
¡Feliz semana!