domingo, 27 de febrero de 2011

Contemplativas en Medjugorje

Hoy hemos tenido el privilegio de compartir un par de horas con unas hermanas contemplativas de clausura.
Han sido dos horas que han transcurrido tan rápidamente que han parecido unos minutos. No es la primera vez que visitamos un monasterio de clausura y resulta fácil caer en la tentación de la normalidad por la frecuencia con la que contemplamos los milagros que el Señor sigue haciendo en nuestros días.
Hoy hemos estado un grupo de diez personas compartiendo nuestras experiencias con cuatro Hermanas Clarisas, entre ellas la Madre Abadesa. En ningún momento han podido apartar la sonrisa de su rostro. Irradian felicidad. Una de ellas ha comentado, al hacerles la observación de lo felices que las vemos, que sólo vemos su rostro, si las pudiéramos ver por dentro contemplaríamos verdaderamente la felicidad de la que están llenas porque Él lo llena todo.
Hemos hablado, fundamentalmente, de Medjugorje, de nuestra peregrinación de final de año. Han escuchado muy atentas, queriendo saber de nuestras experiencias de encuentro con la "Gospa". Finalmente nos han confiado las suyas; sí, digo bien, sus experiencias de encuentro con la "Gospa" porque la "Gospa" ha actuado en sus vidas con mucha fuerza, escuchando sus oraciones y atendiéndolas con prontitud.
Al final nos hemos dado cuenta de que la realidad es que todos (monjas, sacerdotes o seglares) somos un sólo cuerpo en Jesucristo, que todos somos hijos de la "Gospa".
Las hemos invitado a que vengan con nosotros en nuestra próxima peregrinación y hemos comprendido que no solamente vendrán con nosotros sino que ya han estado con nosotros en nuestra peregrinación.
Hermanas, os llevamos con nosotros. Ya tenéis un sitio en nuestro corazón. Este verano nos vemos en Medjugorje.

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