Han sido 16 días de convivencia con más de 200 personas. Mucho, muchísimo calor. Noches muy cortas acampados con nuestras "Quechua". Traslados interminables por las autopistas europeas. Comidas en áreas de servicio con las correspondientes colas para ir al baño o pagar lo que habíamos comprado. Esperas en aduanas para el control de toda la documentación. Etc.
Todo esto era imaginable y sabíamos que sería así. Además habíamos calculado que los retrasos no se multiplicarían al ser 4 autobuses, sino que se elevarían exponencialmente, tal y como ha sucedido.
Lo que no podíamos prever era el cúmulo de incidentes que hemos padecido en esta peregrinación, porque ni en la imaginación del peor enemigo de nuestro viaje pueden caber tantas cosas.
No voy a ser exhaustivo exponiendo cada uno de los problemas que hemos tenido que sortear, sólo os cuento los más sorprendentes.
Hemos sufrido averías en los sistemas de aire acondicionado de varios de los buses hasta el extremo de hacer dos días de trayecto sin este servicio. Cuando esto sucedió por primera vez en el bus en el que yo viajaba, comprendí rápidamente que nada ni nadie podría con esta gente que nos ha acompañado. Acabábamos de salir de Madrid rumbo a Zaragoza y enseguida notamos que no había refrigeración. Abrimos las dos escotillas que hay en el techo del bus, pero una de ellas no quería fijarse abierta; rápidamente buscamos una toalla para sujetarla y... hasta Zaragoza. Sin una protesta, si la toalla se aflojaba, uno de los peregrinos volvía a colocarla sin rechistar. Este hecho, sin importancia, me reveló que nada iba a poder con nuestra peregrinación. De esta guisa viajamos dos días.
El tercer día de viaje cambiamos el autobús con los más jóvenes porque habían ido a repararlo. Consiguieron que funcionara el aire acondicionado pero reventó un compresor y los chavales se quedaron toda la noche tirados en un área de peaje de Italia mientras esperaban un bus de sustitución. ¿Qué hicieron? ¿Protestar? ¿Escribir una hoja de reclamación? NO. Estuvieron rezando, cantando y bailando hasta que decidieron dormir un rato en el bus averiado mientras llegaba el sustituto.
Mientras tanto el minibus en el que viajaban 20 peregrinos ya había dado muestras de su falta de potencia tanto de motor como de capacidad refrigeradora. Sus pasajeros le apodaron el microondas. Pero, empapados en sudor, no dejaban de cantar, rezar y bailar todo el camino (hay vídeos).
Conseguimos llegar todos a Medjugorje y encontrar nuestros equipajes, nuestras pensiones y nuestras habitaciones (algunos cerca de las tres de la madrugada). No importó. A las nueve de la mañana todos a subir el Podbro entre cantos y bailes.
Ya os contaré algunos detalles de nuestra estancia.
Repararon el bus averiado, pero tampoco iba a ser fácil que llegara a Medjugorje. Los agentes de la aduana Bosnia se empeñaron en que no podía entrar vacío y tuvimos que enviar a 25 peregrinos en otro bus para que cruzaran la frontera y volvieran a entrar montados en dicho bus. No penséis que os miento, porque esto es totalmente real aunque inverosímil.
Pensábamos que después de tan accidentada ida, la vuelta no podía depararnos tantas sorpresas. Monumental error. La vuelta ha sido aún más "divertida". Como avance os cuento que el acceso a nuestro camping de Lourdes estaba cerrado a las 12 de la noche por ¡una concentración de gitanos! Tuvimos que rodear todo Lourdes y perder una hora más.
Atascos monumentales un sábado en el sur de Francia que nos llevan a tardar seis horas en hacer 200 km.
El acceso a uno de los albergues era tan estrecho y empinado que no cabían los buses. Esto trajo consigo que subiéramos los cerca de 3 km. en minibuses (algunos andando) con el equipaje y que nos acostáramos a las tres de la madrugada.
Se volvió a averiar el aire acondicionado el último día. Lourdes-Madrid con las escotillas abiertas.
Pensad en cualquier cosa que pudiera haber pasado y os quedaréis cortos: un cólico nefrítico con expulsión de piedra en Asís (5 horas de hospitalización), retención de una peregrina en Dubrovnik por DNI caducado (dos días), revisión de todo el equipaje por el escáner en Bari (más de tres horas), etc.
Y ¿nadie se amotinó? NO.
Os pongo la foto del final de este viaje. Como en ¿Dónde está Wally? intentad encontrar algún peregrino que se quejara en algún momento, que renegara de lo que nos estaba pasando, que increpara a los organizadores o a los conductores. No lo ha habido. Al contrario, todo han sido palabras de ánimo y de apoyo en todo momento. Algunos ya están deseando volver el próximo año.
Conclusión: HAY MUCHA GENTE BUENA.
Inés María envió el siguiente comentario:
ResponderEliminarAntonio:
Esa es la gran alegría de ser de Cristo!!!
Gran ejemplo!!!
Un abrazo!!!
Antonio al leer tu post me ha venido esta canción....
ResponderEliminarYo sé bien lo que has sufrido,
Yo sé bien lo que has llorado,
Pues de tu lado no me he ido....NADIE TE AMA COMO YO....NADIE TE AMA COMO YO....MIRA LA CRUZ, ESA ES TU MÁS GRANDE PRUEBA...NADIE TE AMAAAA COMO YO.
Gracias como siempre por tu blog!
Besitos, Rocío.
mucho animo!!!!!
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