Os dejé cuando ya avistábamos las luces del Podbrdo muy cerca. He tardado mucho en volver a escribir desde entonces y también hemos tardado bastante en acomodarnos en nuestras pensiones. Somos muchos y cuesta hacer el reparto de habitaciones, recoger todo el equipaje, etc.
La noche ha sido larga, pero hemos podido descansar en una cama después de tres noches de dormir en tiendas de campaña.
Aunque todavía no ha empezado oficialmente el festival de jóvenes, se ve a mucha gente por la calle. La primera pregunta que hacen los nuevos peregrinos es: ¿Esto es Medjugorje? Algunos lo manifiestan abiertamente y otros no se atreven, pero en su interior hay una extraña reacción al observar este pequeño "pueblo entre montañas" perdido en Bosnia-Herzegovina.
Casi todo el trayecto del viaje ha sido por autopistas de peaje. Hemos pasado por algunos puestos fronterizos. Lo primero que llama la atención al llegar a la frontera de Bosnia-Herzegovina es que la autopista ya no existe, ni siquiera hay presupuesto para marcar las líneas de la carretera y tampoco para reparar el firme. Incluso en el "GPS" desaparece la cartografía a partir de este punto.
El puesto de los agentes fronterizos croatas es un edificio de construcción sencilla, pero una construcción digna. Sin embargo el puesto de los bosnios es una caseta de obra, metálica, con poco más de 15 metros cuadrados. En su interior, el mobiliario imprescindible para los trámites aduaneros: un par de mesas, dos sillas y alguna estantería.
El parking para autocares no ha evolucionado desde la primera vez que pasé por aquí: Una zona descampada de tierra polvorienta. No hay aseos, ni comercios.
Viendo el panorama, te preguntas: ¿A dónde vamos? Pues a una aldea que se encuentra, aún, a una treintena de kilómetros y otra treintena de minutos.
Estas descripciones son para que tú, querido peregrino virtual, puedas convencerte de que esta peregrinación no es a un lugar con excesivos atractivos turísticos.
Medjugorje no figurará, seguramente, en ninguna lista de excelencia urbanística. De hecho, la mayoría de sus calles siguen siendo caminos de tierra o de grava. Esto complica los desplazamientos con las maletas por más ruedas que tenga.
La infraestructura hotelera medjugoriana es "distinta" de lo que puedas haber imaginado. Existen algunos hoteles (pocos), pero la mayoría de los alojamientos son pensiones. Las pensiones han ido proliferando en lo que eran huertas o eras sin ningún orden establecido. Como ejemplo os comento que para acceder a la pensión donde nos alojamos nosotros, tenemos que atravesar el jardín de la pensión de al lado. Por extraño que parezca, nuestra pensión no tiene acceso desde ninguna calle, plaza o similar.
Las pensiones son familiares. La mayor parte de ellas se van ampliando y mejorando con el paso de los años. Son humildes, unas con mejores servicios que otras, pero en general muy sencillas.
Es probable que ya te hayas hecho la misma pregunta del principio: "Y entonces... ¿Esto es Medjugorje?"
Cuando esta pregunta empieza a rondar la cabeza del peregrino, acontece algo que hace distinto a este lugar de otros que habrás visitado. Se trata del personal de la pensión, de la gente de Medjugorje. Ellos suplen con su trato exquisito, con su servicialidad, con su disponibilidad todas las carencias que puede tener el lugar.
En nuestra pensión, anoche nos sorprendieron con una cena deliciosa que ninguno esperábamos. Podíamos repetir si queríamos más.
En un cuarto hemos visto que tenían una lavadora y uno de los peregrinos ha preguntado a la señora de la pensión si podía utilizarla para lavar la ropa suya y de su hija. La señora le ha dicho que no, que deje la ropa en una silla amontonada y ella se encarga de lavarla, tenderla y que se la dejará, al día siguiente en la misma silla. Y que si alguno más quiere lavar la ropa, que haga lo mismo. Y todo esto ¡¡¡GRATIS!!!
No hay un horario fijo de comidas. Ellos se adaptan al horario que nosotros les digamos. Si tenemos que madrugar mucho, nos dejan termos con café, leche y todo lo necesario para coger fuerzas aunque luego nos vuelvan a preparar otro desayuno a la vuelta.
¿Y el horario de apertura o cierre? En Medjugorje la puerta siempre está abierta.
Antes de pasear por la Explanada o subir a cualquiera de los montes o visitar la Parroquia, me ha parecido importante tener este primer contacto con Medjugorje, porque esa primera impresión se derrumba, las preguntas empiezan a responderse solas y, sobre todo, el Señor acontece en cada momento, en cada gesto, en cada persona... Y todo porque en esta aldea entre montañas la Gracia de Dios se está derramando a raudales HOY.
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